Está comprobado que existe una conexión entre el cerebro y el intestino desde que nacemos, estos órganos se comunican entre sí mediante señales químicas, lo cual explica por qué a menudo "sentimos emociones" en nuestro estómago.

Por lo que, es muy importante cuidar lo que comemos para lograr un impacto benéfico entre nuestras emociones y nuestro sistema digestivo.

 

Fresas y Arándanos:

Pueden retrasar el deterioro de la memoria.

 

Frutos rojos y verduras de hoja verde:

Aumentan la capacidad intelectual y son ricos en antioxidantes.

 

Los huevos:

En particular las yemas, contienen nutrientes neuroprotectores, como la luteína que pueden beneficiar la memoria, el aprendizaje y la salud cognitiva.

 

Los alimentos ricos en probióticos como:

Yogur, kéfir, kimchi y el chucrut, pueden mejorar la absorción y la salud digestiva.

 

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