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Pareciera que la “sal” y “sodio” que vemos en los productos son lo mismo, sin embargo la sal es el nombre común que se le da al “cloruro de sodio”, que se forma de 40% de sodio y 60% cloruro. Por otro lado, el sodio es un mineral indispensable para el cuerpo.
Principalmente ayuda a regular el volumen sanguíneo, la presión arterial y los fluidos del cuerpo. Su correcto equilibrio es necesario para la transmisión del impulso nervioso y la función muscular, también sirve como condimento en la comida, conservante, potenciador de color y agente de fermentación.
El exceso de sal (cloruro de sodio) en los alimentos puede aumentar el riesgo de padecer presión arterial alta, lo que puede conducir a un accidente cerebrovascular, enfermedad renal o a una enfermedad cardiaca coronaria.
La mayor parte del sodio se encuentra en la sal de mesa (cloruro de sodio- NaCl), pero también en alimentos procesados, conservas de carne, quesos, aguas gasificadas, condimentos, etc.
La ingesta diaria recomendada (IDR) de sodio para la población adulta mexicana, de entre 15 o más años de edad, es de 1600 mg por día.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala como recomendación, no superar un consumo de 2500 mg/día o bien no consumir al día más de 5 g de sal.
Lea las etiquetas de los alimentos y elija alimentos con etiquetas “reducido en sodio”, “bajo en sodio” o “sin sodio”
Utilice aves de corral frescas, pescado y carnes magras, en vez de enlatados o procesados.
Use especias, hierbas, limón, ajo y cebolla, para agregar sabor a los alimentos al cocinar en vez de sal.
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